La primera vez que escuché sobre el merecimiento me cayeron mil 20s. No tenía idea de que gran parte de las inseguridades que tenía, mi dificultad para poner límites, la inhabilidad de deshacerme de creencias limitantes o el hecho de que estaba en relaciones y amistades en donde no era yo misma tenía que ver con que no me sentía verdaderamente merecedora de todo lo que quería. “Hay que creérsela” te han dicho mil veces y aun así cuando te la crees el mundo te cuestiona como ¿POR QUÉ? Y regresas de nuevo a traicionarte a ti mismo, a hacerte menos y aceptar menos. Hoy Shulamit Graber nos platica un poco sobre como trabajar y construir nuestro sentido de merecimiento.